Historia:
La primera fundación de la villa de Montecristi se remonta al año 1506, durante el gobierno de Nicolás de Ovando. La villa es asentada en terrenos de la Bahía de Manzanillo, por aquel entonces parte del cacicazgo de Marién, avistados y explorados por Cristóbal Colón durante su segundo viaje. En los años siguientes llegaron allí varios grupos de pobladores, siendo el más citado el comandado por Juan de Bolaños y compuesto por cerca de 70 familias canarias, que no lograron prosperar como esperaban. Hacia la segunda mitad del siglo XVI, la villa de Montecristi se desarrollaba muy pobremente perdiendo año tras año una gran cantidad de habitantes por mudanza o enfermedad. En el 1606 la corona española ordena finalmente su despoblación junto a otras villas de la banda norte y sus habitantes fueron reubicados junto a los de Puerto Plata en una nueva comunidad bautizada como Monte Plata, al norte de la villa de Santo Domingo.
Más de un siglo después, mediante Real Orden del 18 de marzo de 1749 se dispone la refundación de Montecristi a fin contener el avance francés en la isla y desarrollar el comercio a través del puerto del mismo nombre. Es en las cercanías del puerto, ya no en la Bahía de Manzanillo, donde a partir de 1751 se empiezan a establecer las primeras familias procedentes en su mayoría de las islas Canarias dedicadas básicamente a las labores agrícolas.
La ciudad de Montecristi inició en su localización definitiva un lento crecimiento que por muchos años estuvo muy unido al desarrollo de su puerto marítimo, próspero solo cuando las autoridades, primero españolas y luego haitianas, lo abrían de manera intermitente al comercio exterior. Luego de constituida la República Dominicana en 1844 y recuperado su territorio del control español por la Guerra Restauradora a mediados del 1865, el muelle de Montecristi se especializó en la exportación de madera para construcción y para fabricación de tintes. Según las fuentes históricas no se contaban allí más de 1,500 personas.
A partir de 1870 y hasta poco después de la Primera Guerra Mundial, la comercialización de madera de campeche para el teñido de telas exportada principalmente a Alemania motiva el florecimiento de la ciudad a la que llegan migrantes de diversas ciudades del mundo, particularmente de países antillanos y europeos. Estos últimos fundan y dirigen importantes casas comerciales junto a empresarios dominicanos. Son de este período el primer acueducto del país, construido en 1889; el muelle, construido en 1864; y el reloj público, adquirido en Francia en el 1895. De estas estructuras solo se conserva el reloj.
Al darse por terminada la llamada Era del Campeche, la ciudad de Montecristi iría ganando lentamente nuevos sectores sin que ejercieran una presión incontenible sobre el centro histórico, como ha ocurrido con otras ciudades medias del país, lo cual ha contribuido a su preservación y estado actual.